Tal día como hoy, un 12 de enero de 1940 moría asesinado en Baza el que fuese último alcalde socialista, a la vez que Presidente del Frente Popular de Porcuna, Rafael Montilla García. Su muerte, al igual que los brutales métodos, no sería distinta a la de otros miles de represaliados por los vencedores fascistas, si no fuese por el silencio de las fuentes escritas al respecto; y las aseveraciones de los familiares que siempre han dicho que previamente a ser fusilado fue torturado hasta la muerte por jerifaltes y lacayos locales venidos de Porcuna.
Pero, ¿cuáles fueron los avatares para que el Alcalde y otros destacados personajes del Frente Popular jiennense terminase sus días en la cárcel de Baza?. Si bien ya lo hemos narrado alguna vez, conviene retomar la historia para contextualizar los sucesos.
Hoy por hoy está consensuado por la historiografía que el golpe de estado (con la guerra prácticamente perdida) de 4/5 de marzo de 1939 contra el gobierno de Negrín por el entonces Coronel Casado, la facción moderada del PSOE y algunos líderes anarquistas, precipitó, sin duda, la caída de la República, provocando en el territorio leal una mini guerra civil cuyas principales presas fueron los comunistas, partidarios de prolongar la guerra hasta que estallase el conflicto europeo. La provincia de Jaén no fue ajena a estos acontecimientos, siendo cientos los comunistas detenidos y encarcelados en la prisión provincial. Cuando los franquistas llegaron a la capital, a finales de marzo, se encontraron con unas cárceles abarrotadas, mientras los líderes socialistas habían "pactado" con los facciosos una salida hacia los puertos de levante, que los llevarían hacia el exilio. Aunque esta es otra historia, muy interesante, por cierto, la realidad, siguiendo la documentación inédita de la que disponemos de los diputados socialistas Alejandro Peris Caruana, y José López Quero, es que los líderes socialistas, republicanos y demás personalidades civiles y militares, nunca llegaron a buen puerto. La caravana de vehículos fue interceptada a la altura de Baza (Granada), y casi todos detenidos e internados en la cárcel de partido. Otros prolongarían su marcha bien hasta Alicante o Almería. Algunos, como el propio Peris, volvieron sobre sus pasos siendo detenido finalmente en Mancha Real, donde se encontraba a principios de abril muchos de los frentepopulistas locales. En esa caravana frustada hacia el exilio iba, entre otros, el alcalde porcunense Rafael Montilla García (fusilado en Baza), acompañado de concejales y compañeros socialistas, el teniente de alcalde y líder de UGT, Manuel Cobo Aguilera (reclusión perpetua), el también concejal y amigo íntimo, Andrés Salas Navarro, "Afligios" (fusilado en Baza), el jefe de policía, Manuel Biedma Quero, "La Lata" (fusilado en Baza), el cuñado de Montilla, Manuel Galán Pérez (fusilado en Jaén), y otros, que quizás pudieron escapar del cerco de la policía militar, como Demetrio Bellido Píñar (exiliado a Orán) o el subjefe de policía, Juan de Mata Cespedosa del Pino, detenido posteriormente en Almería, y asesinado a golpes en la Torre Nueva de Porcuna en 1940, como así lo atestigua la documentación obrante en nuestro poder y las manifestaciones hechas por varios municipales de la época. Otras personas de confianza del entorno del alcalde se refugiaron en Mancha Real, caso de los concejales Antonio López Méndez (fusilado en Jaén), Manuel Zumaquero Estrella, que iba armado en el momento de su detención (fusilado en Jaén) o el guardia municipal Tomás Gutiérrez Puelma, que decidió suicidarse antes de caer en manos de los falangistas. También varios concejales de Izquierda Republicana se refugiaron allí, como Manuel Montilla Poblete (condenado a 20 años de cárcel) o Manuel Ramos Pino (condenado a varios años de cárcel).
Así fue, como Rafael Montilla García dio con sus huesos en la cárcel de Baza, después de haberse despedido de su esposa Trinidad Galán Pérez e hijos en Jaén, en ese último intento de salvar la vida a sabiendas que se la arrebatarían sin clemencia alguna, como ocurrió. Rafael, al igual que sus compañeros de cautiverio, escribieron a los derechistas locales en búsqueda de los famosos avales o informes positivos de conducta pública y privada. Sólo uno, el que fuese teniente de Alcalde, y presidente en varias ocasiones de la UGT, el veterano Manuel Cobo Aguilera salvó la vida por esos avales. Con su muerte en 1952 en Porcuna se nos fue el único testigo que compartió celda con Rafael Montilla el día que lo asesinaron. Por el contrario, el presidente frentepopulista escribió al exalcalde liberal Emilio Sebastián y al entonces Secretario de Falange, Alberto Barrionuevo López-Obrero. Ninguno de los dos movieron un dedo por el antiguo compañero de litigios caído en desgracia.
Descanse en paz en su fosa, a la espera de ser rescatado junto a los cientos de fusilados en la cárcel de Baza.
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